jueves, 7 de agosto de 2008

EL SASTRE



Agonizaba sin compañía alguna en un cuarto de hospital. Envuelto en una vasta soledad se entregó a una tristeza infinita. Pensó en las tantas cosas de su pasado que quedaron sin remendar.
Entonces, con el hilo del cual pendía su vida, se cosió el alma.

1 comentario:

daniel sanchez bonet dijo...

he estado echando un ojo al blog y tengo que decir que ultima imagen de este microrrelato me ha encantado. Muy interesante.