jueves, 7 de agosto de 2008

COITO HISTÓRICO


La tiene a su merced. Montado sobre ella, su cabello dorado acaricia con perfidia sus pezones, la potente mirada ceniza anticipa el vigor de la penetración. El cuerpo trémulo de la fémina no puede dejar de admirar con lascivia ese pecho musculoso, los brazos fornidos de los cuales es presa. Folos, desbocado por tanta beldad, hace que su víctima sucumba con placer a sus deseos.
Mientras lo observa dormitar a su lado, Ariadna decide que había actuado con inteligencia en el asunto del laberinto. Descubre las extremidades inferiores del que yace a su diestra y sentencia:
—Está mucho mejor dotado que el Minotauro.
¡Ah! Los Centauros son hermosos, muy hermosos... —
Folos despierta y le clava una vez más sus ojos sedientos. Ariadna se entrega al éxtasis. Nadie se va a atrever a acusar a una Diosa de cometer actos de zoofilia. Sigue gozando sin culpa. En un futuro, ella, será simplemente un Mito.

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