miércoles, 10 de septiembre de 2008

LA TRAMA DE PENÉLOPE


Luego de dos largas décadas de ausencia, se le ocurre aparecer justo ahora cuando ella, rendida de soledad, se enamoró perdidamente de una de sus sirvientas, la dulce joven que con cuerpo seductor como canto de sirena, supo levantarle el velo y transformar en miel tanto infortunio. ¡Maldito el momento en que juró a Ulises fidelidad eterna!

Es hora de conjugar juramentos. Pero, ¿cómo? Si el deseo ya ancló en la más deliciosa y húmeda de las bahías. Y su bahía, se llama Agneta.

Ulises se encuentra con una esposa distante, la cual alegando un shock provocado por las circunstancias, implora tiempo para el encuentro carnal.
El tiempo preciso para terminar otro sudario que, con alevosía, cuatro suaves manos ya comenzaron a tejer.

5 comentarios:

Lulutrix dijo...

Muy muy muy bueno!

Jacinto Deleble Garea dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Estupendo, dan ganas de leer una continuación.

Mónica Sánchez Escuer dijo...

Muy buena versión de Penélope.
Saludos

Adriano Menezes dijo...

Boa história que nos faz pensar a continuação. Por que não constrói?

Adriano menezes
Ouro Preto, Brasil