miércoles, 12 de noviembre de 2008

DEMASIADAS MANOS EN EL PLATO




En un principio:
Dios hizo a Adán asistido por 365 ángeles, mientras dos Arcángeles los observaban guarecidos a la sombra de una palmera.
—Gabriel, ¿no te parece que podríamos dar una mano? Para mí que les está saliendo medio defectuoso.
—Guardá tu espíritu comandante aunque más no sea por un rato, Miguel. Nuestro Señor dijo que Él se ocupaba. Además, nosotros somos personal jerárquico, no tenemos por qué embarrarnos. Acordáte que aún no existe Eva, ¿quién nos lavaría la túnica?
En un después:
—Yo te lo advertí, Gabriel. De haber desde un principio coordinado a las huestes celestiales, que es nuestra tarea, no estaríamos ahora exhaustos, batiendo alas por doquier para enmendar tanto infortunio.
—Reconozco el error, pero, ¡¿cómo imaginar que Dios y 365 ángeles juntos no iban a prever en su obra la necesidad de un cerebro?!

5 comentarios:

Jacinto Deleble Garea dijo...

***





Sí, misterios de la creación:
cómo el hombre, teniendo dos cabezas, no llega a medio cerebro.

Me gustó (y me dolió) tu minirelato.

Muy bien escrito.






***

Alejandro Ramírez dijo...

Qué buenos cuentos he leído por aquí. Me permitiré seguirlos de ahora en adelante...

javier dijo...

Muy buen cuento.

Javier Alfaro Martínez dijo...

A mí me parece irónico para ambos géneros. Mientras que en Adán no previeron la necesidad de un cerebro. Según los arcángeles Gabriel y Miguel a Eva le será previsto para que lo use eternamente en solventar todas necesidades de índole domestico.

He disfrutado de tus cuentos, seguiré visitándote a menudo.

Verónica E. Díaz M. dijo...

Oh oh...

Saludos